Luego un par de reconfortantes palmadas en el hombro (“¡Vamos!). Así de paternal es la relación que ha establecido Tejada (tranquilo, como un río en su área de mayor cauce) y Ramírez (quien con la frescura e inquietud de un arroyo, brinca peñazcos, ramas de árboles y casi todo cuando encuentra en su camino).
Tejada, en las paradas cortas, y Ramírez, en segunda, forman una singular combinación de dobles matanzas con los Leones del Escogido en el clásico caribeño.
Además de su humilde procedencia y de su amor por el béisbol, los dos tienen en común que son banilejos y salieron del programa de Enrique Soto, un hacedor de peloteros en esa dulce provincia.
“Él es de los muchachos que, en verdad, tienen el deseo de aprender y le gusta el juego, lo disfruta como yo”, resalta Tejada sobre una cualidad que a él le llevó a una racha de mil 152 partidos consecutivos en las Grandes Ligas, la quinta más extensa de la historia y que este año intentará regresar a su temporada 18 en ese circuito.
“Todo lo que le digo lo escucha con atención. Se me parece muchísimo a Erick Aybar”, manifiesta el caballeroso veterano, quien observa notables similitudes con su discípulo más aventajado y quien hoy brilla con los Angelinos de Anaheim.
Tejada destaca que el joven intermedista se tiene mucha confianza y siempre desea que bateen la pelota por sus predios.
Ramírez creció idolatrando a Tejada y confiesa que cuando salía de la escuela en Baní, con frecuencia se iba al estadio que éste construyó en esa ciudad para verlo entrenar.fuente/listindiario/Freddy Tapia