El ingeniero mecánico de autos de carreras, cuya vida le fue arrebatada de un disparo en el cuello, a la vista de muchos, sabía que iba a morir joven.
Yabonex Vázquez Alemán, de 26 años, tenía un futuro prometedor. Pero, la madrugada del 21 de agosto fue ejecutado en la pista de aceleración del Complejo Recreativo El Tuque, en Ponce, durante una pelea relacionada con el resultado de una de las carreras.
El crimen fue captado en una fotografía que ayudó a esclarecer el vil asesinato. Contra el asesino Sergio Ortiz Negrón, quien está prófugo, la jueza Rosaline Santana Ríos expidió una orden de arresto y le impuso una fianza de $700 mil.
Yabonex vivió una vida plena. Era la alegría de la familia. Entregó y recibió amor; tenía a Dios en su corazón. Ejerció con éxito su profesión, que era su pasión desde pequeño.
De hecho, la envidia por sus logros como ingeniero mecánico de autos de carrera fue el detonante del crimen.
Su familia y su viuda, que atraviesan por el dolor de su pérdida, recibieron a Primera Hora. La trágica pérdida está viva, pero ellos prefieren celebrar su vida, la pasión por su trabajo y el tiempo que compartió para iluminar sus existencias.
“Él siempre decía: ‘Si me muero, chillen gomas y disfrútenselo'. Él era una persona tan alegre que cuando pasa eso yo pienso que Papito Dios me lo regaló un añito más, porque eso fue el año pasado. A lo mejor le tocaba (morir)”, dijo su viuda, Naomi Moreno, que compartió con él seis años.
El día de su asesinato, “Yabo Tunning”, como le llamaban, encontró llorando a Naomi en su cuarto porque acababan de perder a su primer bebé.
“Me ve llorando y me dice: ‘Mami, tranquila, que tenemos tiempo de más para hacer nuestra familia'. Él se quedó todo el día conmigo en la cama y yo le dije: ‘¿Tú no vas a trabajar hoy?’ Y él me dijo: ‘Yo me voy a quedar contigo’… a las 5:00 de la tarde él tenía que bregar con un carro en Carolina”, narró su esposa.
El plan de la pareja era ir al cine para despejarse, pero Yabo le preguntó si lo acompañaba a la pista. Naomi no quiso, pero como sabía que era su pasión, dejó que fuera.
“Me da un beso y me dice: ‘Te amo, mi amor, pórtate bien’. Ésa fue la ultima vez que lo vi, pero hablé con él como media hora antes de que pasara lo que sucedió, porque postean una foto en Facebook de él con los amigos en las gradas disfrutando”, rememoró Naomi.
Tras esa conversación, que fue entre las 12:30 y la 1:00 de la madrugada, su esposo le dijo que no tardaría en regresar a su hogar. Pero nunca llegó. Lo mataron allí mismo.
“Decía mucho que le tenía respeto a Dios, que él lo sentía. Yabo vivió a plenitud”, reflexionó Naomi, quien fue su sostén cuando enfermó de lupus.
El verano pasado se llegó a creer que Yabo tenía cáncer de huesos. “A partir de ahí su vida se transformó. De hecho, en ese momento hasta planificó su sepelio y se le cumplió su voluntad”, dijo la joven.
No hay rencor
Junto a Naomi estaban los padres del joven, quienes recalcaron que no sienten rencor contra el asesino de su hijo.
“Yo nunca tuve rencor (contra el asesino y agresores de su hijo), y te lo digo con todo el corazón. Mi creencia espiritual es que uno tiene boleto de entrada y boleto de salida… pensamos que él sabía que iba a morir joven”, dijo su madre, Ada M. Alemán Batista.
La estoica mujer ha logrado ayudar a su familia a sobrellevar el golpe de la muerte, ya que es una educadora en salud del Recinto de Ciencias Médicas, es psicóloga clínica y tanatóloga. Esta última disciplina trabaja con personas cuya muerte está cercana y con sus familiares.
De hecho, insistió en conocer la verdad del crimen de su hijo. Admitió que enfrentaron con dolor las fotos de los últimos segundos de vida del joven, cuando era atacado por una pandilla, lo que sirvió para el esclarecimiento del caso. Todos exigieron ver su cadáver.
“El rencor, la venganza, el odio, son sentimientos irracionales del ser humano que en el momento en que afloran a la mente los debe desechar uno. Que la justicia haga lo que tiene que hacer”, sostuvo su padre, Manuel Vázquez.
Los progenitores de Yabo recalcaron que su hijo tampoco era rencoroso ni vengativo.
“Era la alegría de la casa... se fue temprano pero vivió a plenitud. Era brillante, el más extrovertido de sus hermanos”, dijo su madre tras destacar que tenía muchas destrezas sociales y que por eso es que tanta gente fue a su sepelio. “Nos mandan mensajes de texto en Facebook”, agradeció Alemán Batista.fuente//primerahora
“Me ve llorando y me dice: ‘Mami, tranquila, que tenemos tiempo de más para hacer nuestra familia'. Él se quedó todo el día conmigo en la cama y yo le dije: ‘¿Tú no vas a trabajar hoy?’ Y él me dijo: ‘Yo me voy a quedar contigo’… a las 5:00 de la tarde él tenía que bregar con un carro en Carolina”, narró su esposa.
El plan de la pareja era ir al cine para despejarse, pero Yabo le preguntó si lo acompañaba a la pista. Naomi no quiso, pero como sabía que era su pasión, dejó que fuera.
“Me da un beso y me dice: ‘Te amo, mi amor, pórtate bien’. Ésa fue la ultima vez que lo vi, pero hablé con él como media hora antes de que pasara lo que sucedió, porque postean una foto en Facebook de él con los amigos en las gradas disfrutando”, rememoró Naomi.
Tras esa conversación, que fue entre las 12:30 y la 1:00 de la madrugada, su esposo le dijo que no tardaría en regresar a su hogar. Pero nunca llegó. Lo mataron allí mismo.
“Decía mucho que le tenía respeto a Dios, que él lo sentía. Yabo vivió a plenitud”, reflexionó Naomi, quien fue su sostén cuando enfermó de lupus.
El verano pasado se llegó a creer que Yabo tenía cáncer de huesos. “A partir de ahí su vida se transformó. De hecho, en ese momento hasta planificó su sepelio y se le cumplió su voluntad”, dijo la joven.
No hay rencor
Junto a Naomi estaban los padres del joven, quienes recalcaron que no sienten rencor contra el asesino de su hijo.
“Yo nunca tuve rencor (contra el asesino y agresores de su hijo), y te lo digo con todo el corazón. Mi creencia espiritual es que uno tiene boleto de entrada y boleto de salida… pensamos que él sabía que iba a morir joven”, dijo su madre, Ada M. Alemán Batista.
La estoica mujer ha logrado ayudar a su familia a sobrellevar el golpe de la muerte, ya que es una educadora en salud del Recinto de Ciencias Médicas, es psicóloga clínica y tanatóloga. Esta última disciplina trabaja con personas cuya muerte está cercana y con sus familiares.
De hecho, insistió en conocer la verdad del crimen de su hijo. Admitió que enfrentaron con dolor las fotos de los últimos segundos de vida del joven, cuando era atacado por una pandilla, lo que sirvió para el esclarecimiento del caso. Todos exigieron ver su cadáver.
“El rencor, la venganza, el odio, son sentimientos irracionales del ser humano que en el momento en que afloran a la mente los debe desechar uno. Que la justicia haga lo que tiene que hacer”, sostuvo su padre, Manuel Vázquez.
Los progenitores de Yabo recalcaron que su hijo tampoco era rencoroso ni vengativo.
“Era la alegría de la casa... se fue temprano pero vivió a plenitud. Era brillante, el más extrovertido de sus hermanos”, dijo su madre tras destacar que tenía muchas destrezas sociales y que por eso es que tanta gente fue a su sepelio. “Nos mandan mensajes de texto en Facebook”, agradeció Alemán Batista.fuente//primerahora