Luis María Pérez Bello y al asistente del líder Aníbal Páez, que estaban en una sala próxima para enterarlos del deseo de Balaguer, y que una vez junto a ellos, le pidió que repitiera ante ello la petición:
“Yo quiero cuando me muera que Rincón me saque el corazón”, apostilló el veterano político, ya en las postrimerías de su vida. Esta revelación fue dada a los periodistas Miguel Franjul, y Fabio Cabral en el programa La Hora Crítica que se transmite por Tele Impacto, canal 23 y Televida, canal 41 de lunes a viernes a las ocho de la noche.
Joaquín Balaguer quien gobernara el país por una etapa primero de 12 años y luego de 10, al parecer y según el criterio de Rincón Martínez, sentía la necesidad de que su corazón fue donado a la ciencia y la medicina, aunque nunca pudo determinar a ciencia cierta la motivación de un hombre que en sus años de plenitud se definió como un destinista que creía que el hombre llegaba con un fin a la vida.
El día que Joaquín Balaguer Ricardo esparció su último hálito, un 14 de julio del 2002, contando 95 años de edad, Rincón Martínez intentó hacer cumplir el deseo del hombre de quien dice entregó todo en su vida y que no era extraño que si bien se deshacía de bienes personales y propiedades, también quisiera desprenderse de ese músculo vital, que era su corazón.
“Cuando el presidente Balaguer murió, yo hice el intento, todo lo posible. Me dirigí donde un gran colega, fui donde el doctor Angel Contreras padre y le manifesté Doctor, el presidente Balaguer me dijo que cuando muriera le sacara el corazón, y Él reflexionó antes de responderme: no es bueno porque van a decir que usted le sacó el corazón a Balaguer, que es un hombre muy público, no pude hacer nada porque no exigí un documento”, añade al hacer una evocación de esos minutos finales en la vida de Balaguer.
Rincón Martínez se define en la entrevista como un hombre en cuya profesionalidad médica el también escritor, poeta, ensayista y orador depositó una gran confianza al punto de designarlo como uno de sus galenos de mayor intimidad. Esa confianza lo llevó a visitar a Balaguer para un chequeo de rutina todos los miércoles a las cinco de la tarde. En esas ocasiones lo monitoreaba, le hacía las exploraciones de rutina y compartía con él momentos de recogimiento, nostalgias y depresiones.
“Un punto interesante es que él quiso que yo lo viera siempre los miércoles a las cinco de la tarde. Yo le hacía una evaluación general le monitoreaba, con su problema de su glaucoma y él a veces cuando iba entrando por la puerta como a las cinco y media de la tarde, terminando de comer y se quedaba parado en la puerta y me decía Rincón, en estos precisos momentos estaba pensando en ti, hoy si es un día que estoy viendo blanco, blanco blanco”, relata.
Cuando Joaquín Balaguer le hace la petición de extraerle el corazón una vez dejara su último aliento en la tierra de los vivos, Rincón siente que se trata de una petición extraña. fuente/listin