Las palabras del presidente Barack Obama –rápidas, solemnes y sencillas– hicieron hincapié en tres puntos principales. La simpatía del país hacia Boston, cuya tradicional maratón este lunes se vio sacudida por dos explosiones que dejaron al menos tres muertos y más de 100 heridos. El hecho de que los motivos del ataque hasta el momento se desconocen. Y su determinación para atrapar y castigar a los responsables.
Pero lo que más se percibió fue la frustración por todo lo que se desconoce.
Mucho se dirá en los próximos días sobre cómo algunos terribles crímenes han unido a esta nación. Pero también pueden dividir y generar preguntas sobre su liderazgo.
La verdad es que es difícil para el presidente de Estados Unidos dar con el tono justo en medio de la incertidumbre.
Sus palabras, horas después del ataque, tendrán que soportar el escrutinio en los días, semanas y años por venir. Una conclusión o interpretación errónea podría perseguirlo en el futuro.
Aparentemente de forma muy deliberada, Obama evitó la palabra terrorismo, incluso cuando en el pasado ha sido criticado por no usar la etiqueta lo suficientemente rápido.
De hecho, ya recibió críticas por no utilizarla en el caso de Boston. Pero, al parecer, siente que la cautela y la certeza son más importantes que las críticas, especialmente cuando para muchos estadounidenses la palabra terrorismo es malinterpretada en el sentido de sólo pensar que se trata de una acción por parte de extranjeros.
Ataque planificado
Sin embargo, un funcionario de la Casa Blanca no demoró en afirmar, tras las palabras de Obama, que las explosiones en la maratón de Boston estaban siendo tratadas como un acto de terrorismo.
En efecto, parece bastante obvio que se trató de un ataque planificado para causar muertos y heridos. Para la mayoría eso es terrorismo. Sin embargo, ¿qué pasa si el motivo no era político, sino un reclamo de un individuo?
Este presidente puede ser cuidadoso con las palabras; le gusta tener certeza de los hechos antes de emitir juicios. Algunos piensan que eso es irritante. Otros sólo quieren sacar provecho político de cualquier situación.
Habrá otras preguntas: si los servicios de inteligencia se perdieron algo, si la seguridad debería ser elevada en el país y muchas otras que quizá ahora no sean obvias.
Obama tendrá que equilibrar la firmeza y la determinación que espera el país con su deseo de no ser empujado a tomar soluciones rápidas antes de tener respuestas claras.