“Fue una batalla dura, fiera, de momentos muy intensos, desde la mañana hasta entrada la noche, en la que murieron sólo tres de nuestros combatientes, pero les infringimos más de 70 bajas entre muertos y heridos a los agresores”, recuerda Claudio Caamaño Grullón, uno de los participantes más destacados de esta acción, que fue el último combate de la guerra civil que se inició en abril de 1965 para restablecer el gobierno constitucional de Juan Bosch, derrocado en septiembre de 1963, casi dos años antes.
Ellos odiaban a Caamaño y querían matarlo; no soportaban que se hubiera convertido en el líder nacional que encarnaba las ansias del pueblo y su decisión de tener una Constitución, que garantizara sus derechos y consolidara un auténtico sistema democrático.
No soportaban que el coronel Caamaño, que era miembro del mismo Ejército y que estudió con ellos en las mismas academias, los hubiera vencido en los combates del puente Duarte, la misma tarde del 24 de abril, en decenas de combates en Ciudad Nueva y que les ganara la guerra a ellos y a un ejército de ocupación de más 60 mil soldados”, relata Claudio.fuente/listindiario/Ramón Urbáez