Y mientras el servicio de los subterráneos aún sigue suspendido un gran número de personas cruzaba a pie el puente de Brooklyn hacia Manhattan en un éxodo cuya dirección difería del 11 de septiembre que ha quedado grabado en la memoria del público.
Dos días después que la supertormenta Sandy azotó el noreste estadounidense, dejando por lo menos 63 muertos, Nueva York se esforzaba ayer miércoles por superar la situación.
Partes de la ciudad siguen sin electricidad y toda la metrópoli ha perdido su actividad cotidiana. En los hoteles de lujo y en las farmacias así como en la amplia cadena de cafés de Starbucks que fueron los primeros en volver a la vida, se veía a gente reunida o en lugares donde podían cargar sus teléfonos.
En el distrito Meatpacking de Manhattan, la gente formaba filas con baldes para llenar agua de una bomba de agua para incendios.
El gobernador Andrew Cuomo anunció que partes del subterráneo iban a volver a funcionar hoy jueves, y que tres de los siete túneles bajo el East River habían quedado libres de agua, despejando un nuevo obstáculo para restablecer el servicio completo. “Vamos a necesitar algo de paciencia y de tolerancia”, destacó.
Los aeropuertos Kennedy y Newark Liberty reabrieron sus servicios en forma limitada la mañana de ayer. El aeropuerto LaGuardia de Nueva York, donde la tempestad causó daños más graves y donde el agua cubrió partes de las pistas, permaneció cerrado.
Quedó claro que la recuperación de la actividad frenética y ordinaria de la región tardará días. La demora será todavía mayor para reconstruir las comunidades más afectadas y las redes de transporte que las unen.
Unos 6.5 millones de viviendas y negocios carecían todavía de energía eléctrica, incluidos 4 millones en Nueva York y Nueva Jersey.
El suministro se cortó incluso muy al oeste, como en Wisconsin, o al sur, en las Carolinas. La magnitud del desafío quedó de manifiesto en Nueva Jersey. Las fuerzas de la Guardia Nacional llegaron a la localidad inundada de Hoboken, en ese estado, con la misión de ayudar al desalojo de miles de personas que seguían atrapadas en sus viviendas y de repartir alimentos.
Había cables de alta tensión en la zona inundada, y la alcaldesa Dawn Zimmer advirtió que la zona se estaba anegando también con aguas negras. Miles de personas permanecían atrapadas o refugiadas en condominios y viviendas.fuente/AP