miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cato Institute: Leonel dejó un Estado corrupto y al borde de la bancarrota

Cato Institute: Leonel dejó un Estado corrupto y al borde de la bancarrota
Los cuentos tributarios de Leonel Fernández
El ex presidente dominicano Leonel Fernández pronunció un inédito discurso a la nación el pasado martes donde buscó justificar el hecho de que su gobierno dejara un enorme déficit fiscal consolidado del sector público que se proyecta en un 8,5% del PIB para este año.
Dicho déficit, al que algunos dominicanos más bien se refieren como un hoyo fiscal, ha sido la razón por la que el nuevo presidente Danilo Medina presentara al congreso —y lograra que se aprobara en unos cuantos días sin mayor discusión— un masivo paquete de impuestos que promete castigar los bolsillos de todos los dominicanos y fomentar aún más la informalidad en la economía de ese país.
Los argumentos del ex presidente Fernández no son de recibo. En particular resulta irresponsable su justificación del déficit afirmando que se trata de una combinación de factores que escapan del control del gobierno, como una caída en los ingresos tributarios y un aumento en erogaciones imprevistas.
¿Acaso no cuenta el gobierno con economistas y especialistas en finanzas estatales que pudieron haber advertido sobre cómo las transferencias anuales al sector eléctrico y al Banco Central iban a resultar mucho más altas de lo originalmente estimado?
La realidad es que la “inmensa y memorable obra” de Fernández es haber dejado un Estado altamente derrochador, clientelista y corrupto que ahora se encuentra al borde de la bancarrota
Peor aún, Fernández infirió que, al haber financiado gasto en infraestructura aún cuando resultaba financieramente insostenible, los dominicanos más bien deberían sentirse orgullosos de la “inmensa y memorable obra” de su gobierno.
Pero me quiero referir a uno de los argumentos del ex presidente Fernández que no tienen sustento económico: Que el gobierno en República Dominicana solo recauda un 12,7% del PIB en impuestos y, siendo un Estado tan pobre fiscalmente, es imposible que genere desarrollo y progreso.
El argumento de la baja recaudación fiscal como porcentaje de la economía es una falacia a la que usualmente recurren políticos y burócratas internacionales para justificar más impuestos.
Es un indicador que, por lo general, no nos dice nada ya que es sumamente inadecuado para medir el verdadero peso del fisco en la economía.
Veamos: si el gobierno decidiera establecer un impuesto del 80% sobre una actividad económica, lo más probable es que dicha actividad desaparezca del mercado formal ya que difícilmente alguien entraría legalmente a un negocio si tuviera que pagar un impuesto tan alto.
Impuestos altos y engorrosos fomentan la evasión y la elusión, por lo que generan pocos ingresos y, por consiguiente, dan la impresión de que existe una baja carga tributaria. Así, un país bien puede tener altas tasas impositivas y una baja carga tributaria.
Lo absurdo del indicador de la carga tributaria quedó reflejado en el mismo discurso de Fernández, cuando éste admitió que en la última década se implementaron 9 reformas fiscales en República Dominicana y la presión fiscal “quedó prácticamente estancada”.
Cabe cuestionarse entonces cuán confiable es este indicador que no parece responder a la aprobación de más impuestos. Si la carga tributaria no aumentó con la implementación de 9 paquetes de impuestos en 10 años, ¿por qué esperar a que lo haga con la recién aprobada reforma fiscal?
Lo más apropiado a la hora de medir el peso que los impuestos tienen sobre una economía, es mirar las tasas impositivas y la complejidad en el pago de estos.fuente/acento